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Dice Sheridan...
(El encarguito, de Guillermo Sheridan. Trilce, 2006)


«La esperanza me cae gorda». Es el título de una de las piezas de este libro, pero también podría ser un lema para la vida. Lo es, por lo pronto, para la vida escrita de Guillermo Sheridan, seguramente el más filoso observador de la idiosincrasia del mexicano en nuestros tiempos: maestro delicadísimo en la alta labor de romper a patadas el lugar común y el malentendido, Sheridan es, con sus cuitas, sus rabias, sus impaciencias, sus sornas y sus inestimables alegrías (que también las tiene de vez en cuando: por aquí asoma de pronto su corazoncito), el surtidor de los mejores antídotos que hay contra el desastre: la risa y la verdad encuerada sobre nosotros mismos (que siempre termina dando risa). En este volumen, como ha hecho antes en otros, recoge —para nuestra fortuna— los ensayos y las crónicas que ha publicado en Letras Libres y Reforma.


La ensayista ejemplar
(Una habitación desordenada, de Vivian Abenshushan. UNAM-DGE-Equilibrista, 2007)

Sea que se ocupe del beatífico placer de rascarse la cabeza, del miedo a los insectos, de la multiplicación de las escaleras o de los parentescos entre la cama y la alberca, Vivian Abenshushan es, como ensayista, el mejor ejemplo de las virtudes que ella misma ha aventurado que debe reunir un buen practicante del género. Como se lee en la última entrada de este libro, «el buen ensayista convence, aunque sea por un momento, no por la veracidad de sus argumentos, sino por la agudeza de sus frases, la originalidad de sus hallazgos, el inquietante oleaje aforístico o la malicia de sus paradojas; en suma, esos juegos en los que no puede caer el filósofo sin caer el riesgo de ser tachado de falsario o charlatán». Y así es como procede Abenshushan: conducida en todo momento por una admirable voluntad de estilo y por una lucidez incontestable.

Publicado en el suplemento Primera Fila, del diario Mural, el viernes 7 de marzo de 2008.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...
7 de marzo de 2008, 16:07

Los dos autores con estilos muy particulares, pero igualmente buenos. Muy recomendables.

Anónimo dijo...
7 de marzo de 2008, 23:56

Ay te va ésta que acabo de leer: "La esperanza es la resistencia de la imaginación", de Orhan Pamuk en Estambul, un librazo, como todos los de Pamuk. Es más, ya me urgía encontrar el lugar para escribirla.
Atte: Lolis sin mocos, pero todavía con huellas de ellos en la punta de la nariz